Sagrada Familia: El cielo en la tierra “Dia 3”
Esa noche, después de jugar UNO y entender de que no iba a pasar nada con Daniel (sexo-afectivamente hablando), intenté dormir, pero hacía mucho calor en la habitación y no podía respirar bien. Así que salí a la terraza y me acosté en la hamaca, pero seguía sintiendo falta de aire. ¡Estaba teniendo un ataque de asma! 😰 Hacía muchos años que no me pasaba uno, y me pareció muy extraño que ocurriera en ese momento. Entonces, me puse a hacer una técnica de respiración llamada Buteyko, que aprendí hace 20 años y con la que me quité el asma. Con eso, pude relajar mis vías respiratorias y respirar mejor para poder dormir. 😌💨
A la mañana siguiente, me quedé pensando en lo que había sucedido la noche anterior y entendí que se había activado una herida de abandono que tengo desde niño cuando me enteré de que Daniel había tenido novia y estaba en un proceso de sanar y me sentí rechazado. Además, él estaba haciendo lo que yo siempre he querido: probar que puedo ser nómada por cierto tiempo, hacer voluntariado y ganarme la vida en el proceso. 🌍✨
La actividad que nos tenían preparada Alma y Oscar para ese día consistía en una caminata consciente en la playa, pero con los ojos vendados y guiados por el sonido de un caracol 🐚 que Alma iría tocando para guiarnos por la orilla de la playa hasta llegar a una pequeña choza de palma. Donde cada solsticio de invierno, decenas de danzantes se reúnen allí para recibir el primer rayo de sol del día, que sale justo por un orificio en los acantilados al sur de ese lugar, de allí el nombre de Ventanilla. 🌅🌀
Para lograr una mayor sensibilidad, Oscar preparó una gelatina que contenía cannabis. Iniciamos la actividad con una ofrenda y rezo a Yemayá, la diosa del mar, íbamos lo más ligeros posible. El recorrido era de alrededor de un kilómetro, llevándonos a experimentar muchas sensaciones intensas, físicas, emocionales y energéticas. La playa de Ventanilla tiene características que permiten caminar con los ojos vendados sin mucho problema, ya que la inclinación de la arena es mínima y, aunque es mar abierto, las olas rompen algo alejadas del punto donde el agua se conecta con la arena. Es una playa en general solitaria, sin rocas ni obstáculos peligrosos. 🌊👣
Aprender a confiar en los demás y en la vida es necesario para poder caminar en la playa (y en la vida) con los ojos vendados sin miedo a caer, chocar o lastimarse. En realidad, el futuro nadie lo conoce, todos caminamos con una venda hacia un futuro incierto. La forma en que lo hacemos es lo que diferencia a las personas que han aprendido el arte de vivir, calmando sus miedos generados por su mente egoica y aprendiendo a escuchar su voz interna, su intuición, lo que su cuerpo les dice, que es solo una extensión del universo. 🧘♀️🔮
El caracol 🐚 fungía como una guía que periódicamente nos indicaba hacia qué dirección teníamos que dirigirnos. Si íbamos caminando muy rápido o muy lento, si se escuchaba cerca o detrás de nosotros. Era como la voz de Dios, diciéndonos: “es por este camino, vas bien, vas muy rápido o vas muy lento”. Nuestros sentidos nos indicaban también si el mar 🌊 estaba tranquilo o bravo, si nos estábamos metiendo mucho o nos alejábamos, sintiendo la arena caliente y seca en nuestros pies 👣. El espacio entre ambas zonas era el lugar más confortable. La experiencia nos estaba mostrando de qué manera tomamos la vida, si con confianza o con inseguridad. Alejé cualquier pensamiento de caerme, tropezarme o chocar con alguien más y me sumergí en el presente y mis sentidos, empecé a tararear una canción 🎵🎶 y a brincar, bailar, dar vueltas, explorar y perderme un poco. Sabía que el sonido del caracol siempre me guiaría hacia la dirección correcta. En uno de esos juegos y giros, empecé a caminar en la dirección contraria. Me di cuenta por qué el agua golpeaba en el pie contrario y el caracol sonó a mis espaldas. Me detuve, esperé al siguiente toque y retomé el rumbo sin problema.
Aunque era pasado el mediodía y el cielo estaba despejado, la temperatura era muy agradable y no quemaban los rayos del sol 🌞. Finalmente, llegamos al lugar, y Alma nos indicó dónde colocarnos debajo del techo de palma. Postrados en la arena de rodillas con la frente tocando el suelo, empecé a sentir cómo la energía del lugar entraba por mi cabeza y salía por mis pies, hasta el punto de dejar de sentir mi cuerpo físico y solo sentir un flujo de energía y conciencia. Estaba experimentando lo que en el budismo llaman Banga, que se refiere al estado de disolución o desintegración, una experiencia directa de la impermanencia de todos los fenómenos. 🌌✨🤯
Estuve un rato en ese estado hasta que poco a poco fui regresando. Como ya iban a dar las 3 de la tarde, Daniel tenía que entrar a trabajar al hotel y se tenía que ir. Se despidió de nosotros de manera muy bonita y se fue. Una parte de mí quería que no se fuera, pero también me pareció admirable su grado de compromiso. La mayoría hubiera preferido seguir disfrutando la experiencia y quedarse en la playa 🏝️.
Después, Alma nos dijo que podíamos meternos al mar, y que si queríamos, podíamos hacerlo desnudos. ¡Estábamos en una playa virgen, sin gente alrededor! Zayra y yo, que somos los más desinhibidos, no lo pensamos dos veces y lo hicimos, pero a mis otras dos amigas note que les costó un poco desprenderse de su ropa y meterse al mar. Óscar y Alma se quedaron vestidos. Eran como nuestros padres cuidando a sus hijos e hijas que jugaban desnudos en la playa. La escena era idílica: el sol brillaba, la temperatura del mar y del ambiente era perfecta. Mis amigas se veían hermosas, parecían tres grandes diosas bañadas por el sol y el mar. Deseé en ese momento tener una cámara para capturar tanta belleza, pero no llevaba ni mi teléfono. Se tendría que quedar capturado solo en mi mente, sin duda estábamos en el paraíso. 🌴🌺📸
Estuvimos un rato en a la choza, nos cambiamos y compartimos la experiencia vivida. Después regresamos al hotel en una divertida caminata al lado del mar. Comimos en Ventanilla y, ya en la tarde-noche, nos fuimos a cenar y a echar la fiesta un rato en Zipolite. Primero en un bar lounge con música excelente al lado del mar, y después en un bar gay con show drag 💃donde cantamos éxitos de Whitney Houston. 🎤🎉
Esa noche llegamos como a la 1 de la mañana al hotel y estuvimos a punto de quedarnos varados en Zipolite, porque no había ningún taxi disponible para regresar. Pero una pareja de Querétaro que atendía un bar nos llevó de regreso a Ventanilla. Lo peor que pudo haber pasado es haber pasado la noche en la playa todos juntos. Pero no fue así, ¡la diosa fortuna seguía de nuestro lado! 🍀🌙