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Adhitthana – La firme determinación y como integrarla a tus meditaciones diarias.

Adhi ṭṭ hāna ( Del pali ; de adhi que significa “fundacional” o “principio” más sthā que significa “estar de pie”; sánscrito , अधिष्ठान) se ha traducido como “decisión”, “resolución”, “autodeterminación”, “voluntad”  y “determinación resuelta”.

Adhitthana es uno de los diez paramitas o virtudes que el budismo Theravada establece para despertarse completamente, los otros son:

Dāna parami: generosidad

Sīla parami: virtud, moralidad, honestidad, conducta apropiada

Nekkhamma parami: renuncia

Prajñā parami: sabiduría

Viriá (también escrito vīriya) parami: energía, esfuerzo

Kshanti parami: paciencia, tolerancia, receptividad

Sacca parami: sinceridad

Adhitthana (adhitthana) parami: determinación, resolución

Metta parami: bondad, amabilidad

Upeksa (también escrito upekhā) parami: ecuanimidad, serenidad

 Pero Adhitthana  es la piedra angular para desarrollar los otros paramis y alcanzar la iluminación.

Y como una montaña, una roca, estable y de base firme,

no tiembla con vientos fuertes sino que permanece precisamente en su propio lugar,

entonces usted también debe ser constantemente estable en una determinación decidida;

pasando a la perfección de la determinación resuelta, alcanzarás el auto-despertar.

La vida me ha enseñado que para lograr tus sueños, la firme determinación es la pieza clave para cumplirlos, no confundir con la terquedad, ya que esta se encuentra envuelta en ignorancia, una persona terca no escucha a  nada, ni a nadie, ni siquiera a sí mismo en el afán de satisfacer a sus deseos y a su ego.

Fue a mediados del 2014 que escuche por primera vez sobre los retiros de silencio de 10 días. Estar en silencio 10 días me parecía una idea fascinante, pero también un reto importante, mis cabeza era un torbellino de preguntas, algunas despertaban miedos que estaban muy conectados con mis apegos a la comodidad, a mi familia, a mi pareja, a mi sensación de no estar presente por si algo importante o grave fuera a suceder en mi ausencia, pero algo dentro de mí me decía que allí iba a descubrir algo muy importante.

Mi practica del Adhitthana inicio desde el momento en que tuve que mandar mi solicitud de ingreso a uno de estos retiros. Debido a que son muy populares y de cooperación voluntaria, el cupo se abre meses antes y se llenan en cuestión de horas. Uno tiene que madrugar muy temprano para alcanzar lugar el día de la convocatoria.

Me costó 4 intentos a lo largo de todo un año  para poder ir a mi primer retiro, parecía que el universo me ponía obstáculos en el camino para probar mis ganas de estar allí, pero finalmente en noviembre del 2016 me encontraba sentado en el centro Vipassana Dhamma Makaranda ubicado a dos horas y media al poniente de la Ciudad de México. Todo esto gracias a mi firme determinación.

Por lo general la mayoría de asistentes el segundo día experimentan un terrible deseo de abandonar semejante empresa, afortunadamente son la mayoría los que logran terminar el curso. A mí en lo personal jamás me paso por la mente renunciar, a pesar del miedo, angustia y dolor que llegue a experimentar en ciertos momentos, renunciar no era un opción, no después de todos el esfuerzo y obstáculos que tuve que vencer para estar allí.

Y es que si no tienes la paciencia y determinación de hacer todo el proceso de inscripcion, es muy difícil que puedas concluir los 10 días, ya que a partir de que inicia el Noble Silencio, la práctica de la firme determinación está presente noche y día y esta se vuelve más importante cuando te piden que durante ciertas meditaciones no te muevas.

Como yo ya sabía esto, desde el primer día empecé a tratar de no moverme, pero nuestro cuerpo es la expresión de nuestra mente, y si nuestra mente es un torbellino, nuestro cuerpo saca esa energía de alguna manera, ya sea en forma de comezón, entumecimiento, dolor, tensión, vibración, etc. Pero estos inconvenientes también te brindan un excelente oportunidad para observar las expresiones de tu cuerpo, como a mí me sucedió.

Desde hace algún tiempo, yo padecía molestias en mi rodilla derecha, cada seis meses esta me dolía, pero gracias a mis conocimiento sobre fisioterapia, la trataba y el dolor se iba temporalmente, pero este regresaba tarde o temprano y no encontraba la causa de ello. Fue en este duro trabajo de auto observación que descubrí que cuando venían pensamientos negativos a mi mente, toda mi pierna derecha se tensaba.

Allí estaba la causa, mi forma de pensar ocasionaba una tensión constante en mi pierna que terminaba por generarme dolor en mi rodilla, a partir de allí fui rompiendo poco a poco ese patrón piscocorporal que me estaba jodiendo la rodilla y el dolor dejo de ocurrir. Este es tan solo un pequeño ejemplo de cómo nuestros pensamientos afectan a nuestro cuerpo y son causantes de muchos de nuestros problemas.

Tú también puedes ir aplicando la firme determinación a tu vida de manera gradual para adquirir el habito de la meditación, sin necesidad de asistir a un retiro. Los japoneses para adquirir nuevos hábitos los van integrando poco, es muy cierto el dicho: Mas vale paso que dure y no trote que canse. Por ejemplo si quieren empezar a hacer ejercicio, no se lancen de lleno al gimnasio a tratar de hacer 2 horas diarias, eso no funciona para la mayoría.

Empiecen con lo mínimo, el primer día: una lagartija, una abdominal y una sentadilla. Al siguiente día dos lagartijas, dos abdominales y dos sentadillas, y así consecutivamente, en un mes estarán haciendo 30 lagartijas, 30 abdominales y 30 sentadillas. Así puedes iniciar tu practica de meditación con Adhitthana.

El primer día empieza con un minuto, pero ese minuto no te vas a mover a menos  que tu casa esté en llamas u ocurra un terremoto. Al siguiente día dos minutos y así consecutivamente. A los cinco minutos puedes detenerte durante una semana, esto para adquirir mejor el habito, después puedes comenzar a avanzar, la meta pueden ser 30 minutos o una hora.

Existe una frase creo que es del Dalai Lama, que dice: “si no puedes darte el tiempo de 20 minutos para sentarte a meditar, entonces requieres sentarte una hora”.

Ve integrando poco a poco y de manera orgánica la meditación en tu vida, otro consejo, no te preocupes si no puedes calmar tu mente al inicio, primero ocúpate de domar tu cuerpo, porque muy difícilmente podrás calmar tu mente, si no eres capaz de dominar la comezón, el entumecimiento o dolor que te va provocar el estar sin moverte  durante media hora o una hora.